La apicultura moderna se enfrenta a muchos retos, pero ninguno tan temido como el ácaro Varroa destructor, considerado el principal enemigo de las abejas melíferas en todo el mundo. Invisible a simple vista en sus primeras fases, este parásito debilita a las colonias lentamente hasta llevarlas al colapso si no se controla.
¿Qué es la varroa?
La varroa es un ácaro externo que parasita a las abejas adultas y a la cría. Originario de Asia, dio el salto a la abeja europea hace apenas unas décadas y desde entonces se ha convertido en una de las plagas más dañinas de la apicultura.
Su modo de vida es simple pero letal: se alimenta de la hemolinfa y de la grasa corporal de las abejas, debilitándolas y transmitiendo virus que afectan directamente a su supervivencia.
Síntomas en la colmena
Un apicultor atento puede detectar señales de la presencia de varroa:
- Abejas con alas deformadas o cuerpos atrofiados.
- Cría operculada con agujeros irregulares.
- Disminución de la población de abejas adultas sin causa aparente.
- Colmenas debilitadas, con menos reservas y actividad reducida.
Aunque algunas abejas adultas pueden parecer sanas, en realidad están portando ácaros que continúan reproduciéndose dentro de las celdillas.
Ciclo de vida del ácaro
La varroa aprovecha el ciclo reproductivo de la abeja para multiplicarse:
- La hembra entra en una celda de cría poco antes de ser operculada.
- Una vez sellada, pone sus huevos dentro de la celda.
- Las larvas de varroa nacen y se alimentan de la abeja en desarrollo.
- Cuando la abeja emerge, también lo hacen los ácaros adultos, listos para repetir el ciclo.
Esto hace que su población aumente rápidamente durante las épocas de mayor cría.
Métodos de control
No existe una cura definitiva contra la varroa, pero sí múltiples estrategias de manejo que permiten mantenerla bajo control:
- Tratamientos químicos autorizados: ácido oxálico, ácido fórmico, timol, amitraz…
- Métodos biotécnicos: retirada de cría de zángano, jaulas de reina, ruptura de ciclo de cría.
- Buenas prácticas apícolas: rotación de tratamientos, monitoreo constante, evitar resistencias.
- Selección genética: abejas con comportamiento higiénico que retiran cría afectada.
La clave está en combinar métodos y ser constantes en el control, ya que un descuido puede arruinar toda la temporada.
Por qué se le llama el enemigo silencioso
La varroa no destruye la colmena de un día para otro. Avanza lentamente, debilitando las defensas de las abejas y abriendo la puerta a virus mortales como el de las alas deformes. Muchas veces, el apicultor descubre el problema cuando ya es demasiado tarde.
Por eso, la vigilancia constante y los tratamientos preventivos son la mejor arma frente a este parásito.
